Por María Lozano
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El respeto por la vida no se pierde de la noche a la mañana. Es un proceso que inicia sutilmente en un ambiente de buenas intenciones, hasta llegar a un momento donde el valor de la vida misma se va deteriorado al grado que se torna prescindible.
Este mensaje está arraigado en lo maravilloso de la vida humana y cómo Dios interviene cuidadosamente en el proceso de la concepción y el embarazo.
Al final quedarás convencido que la concepción no representa el potencial de una vida sino una vida con tremendo potencial.
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