Introspección

 Tomado de:Entre café y libros

Por María lozano

El primer recuerdo que me viene a la mente de mi mismo es el de un tipo introvertido, ensimismado, frente a esta vida no solicitada.
Toda mi infancia y parte de mi adolescencia constituyeron escenas de ausencias, testigo de nada, compartiendo nada, porque nada tenía, ni siquiera el amor maternal. Muchas veces, después de estos recuerdos y que vuelvo a la realidad, siento ese vacío, ese cansancio rotundo. Pero bueno, no sé porqué insistir sobre la infancia si de eso no recuerdo nada. Esa época se ha convertido en un callejón sin salida..La triste realidad es en sí aburrida, aunque lo manifiesto con el arte. La pintura me saca de esos trances de mi infancia. Es hábil, aunque poco eficaz, y casi nunca legal. Es tan solo un recurso para engañarme de la realidad de mi pasado. Te hace sentir melancolía, porque al final te das cuenta que es falso, es mentira y yo no quiero mentirme. Quiero saber la verdad, todo acerca de mí mismo. Lo cierto es que nunca he podido apegarme a nada, ni a nadie. Nunca he necesitado ese rebote de la dependencia, del apego de otra persona. En parte, también la soledad fastidia y a veces es un deleite. De tal manera que poco a poco fui acostumbrándome a prescindir de todo y a vivir el momento, porque dicen que la felicidad es hoy. Me cuesta tanto reconstruir toda situación pasada, me quedan las imágenes, los pensamientos y los recuerdos, pero también se vacían con el día a día. Una imagen es reemplazada por otra. Así, con los recuerdos, de esta forma, diariamente, voy vaciando cada recuerdo, cada imagen y cada pensamiento, introspectivamente y me curo en vida.
Guillermo Rosales Medellín.
DAR

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