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El amor que manifestamos a los demás se ha ido forjando a través de las diferentes situaciones difíciles que hemos enfrentado en la vida en las cuales hemos escogido perdonar y actuar con misericordia.
Amamos de verdad cuando nos damos cuenta, de cuanto Dios nos ha perdonado. Por eso Jesús dijo: el que más amó es aquel a quien más se le perdonó.
Cuando en una circunstancia dolorosa, cuando la vida nos ha tratado con dureza, y escogemos la amargura y el resentimiento, impedimos la obra de Dios en nuestras vidas. Esto hace que nos volvamos personas duras, negativas, criticando todo y juzgando a los demás sin ni siquiera conocer la verdad de los hechos. Nos hacemos fariseos y acusadores.
Dios te llama a perdonar, a amar y a tener misericordia como Él la ha tenido contigo.
Dios es amor, no es una doctrina o una filosofía, o una imagen de madera, síguelo a él.
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