Tomado de: Mi Devocional
Por María Lozano
Lectura: Mateo 1:18-25
Hasta los creyentes podrían pasar por alto el mensaje de la historia de la Navidad si no tienen cuidado. Halford E. Luccock advirtió de ese peligro en un ensayo que nos hace reflexionar. Luccock escribió: “Podemos llegar a encantarnos tanto con la historia de un bebé hasta ponernos sentimentales. Pero, esto no nos pide que hagamos nada al respecto; no nos exige ningún cambio vital en nuestra manera de pensar, ni de vivir.
La gran pregunta para nosotros es esta: ¿Es nuestra Navidad todavía sólo una historia sobre un bebé, o es algo más, una historia imperecedera sobre la Persona en quien se convirtió el bebé, que puede redimir al mundo de sus pecados, y que nos llama a asociarnos con Él para llevar a cabo sus grandes y poderosos propósitos?”.
Entonces, es bueno recordar el momento cuando el ángel se le apareció a José dijo: “…y lo llamarás Jesús, porque Él salvará a su pueblo de sus pecados”. (Mateo 1:21). Es por ello, que es sólo cuando vemos el nacimiento de Cristo a la luz de Su crucifixión y resurrección, que podemos entender plenamente el significado de la primera venida de Cristo a la tierra.
Entendiendo esto puedes cambiar tu enfoque en esta Navidad, respondiendo a Dios con amor y compromiso por el regalo de Su Hijo. Centra tus pensamientos, tus acciones y tus motivaciones en honrar al bebé que nació, creció, predicó el mensaje de vida eterna, murió y resucitó por todos nuestros pecados. Esa es TODA la historia, del bebé que nació en Belén.
La misión de la cruz estaba ya presente, en el pesebre que le vio nacer.
¿Y, tú ya naciste de nuevo?