Tomado de: Devocionales
Por María Lozano
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Esa es la imagen que David nos da en el Salmo 23 de la relación entre Dios y su pueblo. Probablemente la imagen fue bastante sorprendente para sus primeros lectores: Dios teniendo el trabajo humilde de cuidar algunos de los animales más bajos de la creación. Pero un pastor cuidando sus ovejas indefensas es una imagen tierna e íntima de compasión y cuidado. Este es el tipo de relación que Dios quiere con nosotros y es exactamente el tipo de relación que necesitamos, especialmente en una crisis.
Fíjate que David no dice: "El Señor es el pastor". Dice: "El Señor es mi pastor". Este Dios es personal, no sólo el alto y santo Dios de la majestad, sino el Dios presente y protector de cada detalle de nuestras vidas. Él cuida, entiende, alimenta y ama a sus ovejas. Quiere que dependamos de él para todo.
Jesús se presentó a sí mismo en este papel de "buen pastor" (Juan 10:11) porque quiere que estemos seguros de que se compromete a satisfacer todas las necesidades físicas, emocionales y espirituales que podamos tener. Se preocupa más de lo que podemos imaginar. Conoce todos los dolores, problemas y miedos, y quiere llevarnos a pastos seguros. Incluso en nuestras peores crisis, podemos confiar en él con nuestras vidas
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