Por María Lozano
Son muchas las promesas y bendiciones de Dios que nos sostienen en el diario caminar.
Sus promesas nos sirven para llegar confiadamente ante su trono en oración, también nos sirven para confrontar al enemigo cuando nos envía sus dardos de fuego de malignidad y por último nos ayudan a levantarnos de nuestra angustia, dolor o depresión.
Un nuevo año es una oportunidad para ver esas promesas como oportunidades. Esas son bendiciones.
El Libro de Isaías tiene muchas de esas promesas. La siguiente es un ejemplo:
¡Oh Sión, mensajera de buenas noticias, grita desde las cimas de los montes! Grítalo más fuerte, oh Jerusalén.
Grita y no tengas miedo. Diles a las ciudades de Judá: «¡Aquí viene su Dios!».
Sí, el Señor Soberano viene con poder y reinará con brazo poderoso. Miren, él trae consigo su recompensa.
Alimentará su rebaño como un pastor; llevará en sus brazos los corderos y los mantendrá cerca de su corazón.
Guiará con delicadeza a las ovejas con crías. Isaías 40:9-11
Grita y no tengas miedo. Diles a las ciudades de Judá: «¡Aquí viene su Dios!».
Sí, el Señor Soberano viene con poder y reinará con brazo poderoso. Miren, él trae consigo su recompensa.
Alimentará su rebaño como un pastor; llevará en sus brazos los corderos y los mantendrá cerca de su corazón.
Guiará con delicadeza a las ovejas con crías. Isaías 40:9-11
La Palabra de Dios nos anima y sustenta y nos trae bendiciones.
Que traerá este nuevo año?. No lo sabemos, pero lo que si sabemos es que no estamos solos. El Señor está a nuestro lado..
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