Su tesoro escondido

Tomado de: Mi Devocional
Por María Lozano

 

El sembrador es el que siembra la semilla. (Marcos 4:14)

 No la guarde para sí mismo. Siémbrela en los corazones de las personas que se encuentre en la vida. Comuníquela en toda oportunidad que tenga.
Usted quizá diga: “Pero no sé cómo”.
Entonces, empiece a aprender. Los pasos siguientes le servirán de guía.
Primero: tome la decisión. Decida que va a hablar de la Palabra a otros, cueste lo que cueste. Decida que esto es lo más importante que usted dará. Sea firme en su decisión.
Una vez que lo haya hecho, encontrará que el resto es más fácil.
Segundo: Prepárese. Medite en la Palabra cada día. Pida al Espíritu Santo que ministre a su corazón; eso le ayudará a ministrar mejor a otros y le hará sensible a la voz del Espíritu Santo. El le ayudará a saber qué decir en cada situación.
Tercero: Permanezca en la fe. Una vez que haya testificado de la Palabra a alguien, confíele a Dios los resultados. La Palabra de Dios no vuelve vacía. Aunque la gente parezca indiferente y aunque le parezca que la Palabra no tiene efecto, no deje de creer y confiar. Su fe mantendrá esa Palabra viva en ellos y con el tiempo hará su obra transformadora.
Usted tiene en su interior un tesoro que puede transformar el mundo.  ¿Qué va hacer hoy con ese tesoro?

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