Vendrán lluvias suaves

 Tomado de: Hostilio Macias

Por María Lozano

Vendrán lluvias suaves y olor a tierra mojada,
y golondrinas rolando con su chispeante sonido;
Y ranas en los estanques cantando en la noche,
y ciruelos silvestres de trémula blancura..

Espero ser

 Tomado de: Entre café y libros

Por María Lozano

Espero que sea el gran comienzo de algo hermoso.
No pretendo cambiarte nada,
ni puedo prometerte el universo.
Solo para que conozcas mi mundo
Como cuando se abre una puerta.
Todo llega, cuando menos lo esperas,
lo recibes y te da alegría..

Mi causa infinita

 Tomado de: Guillermo Rosales Medellín

Por María Lozano

Te busqué por todos lados,
por siempre, en una canción, con mi cerebro activo,
insólitamente en sueños excéntricos,
en los libros, hasta en el cielo,
y nada más, no te hallo. Tú eres mi mundo.
Salvas mi alma, también tengo un corazón.
Sin ti mi vida es nada.
La alegría se niega a mí.
Visto de luto prematuro.
El afecto es urgente..

No se por qué hoy...

 Tomado de: Javier Juarez - Escritor

Por María Lozano

No sé por qué hoy…
me dio por pensarte.
No sé qué fue
Tal vez fue el murmullo de la tarde,
o está canción que voy a escuchando
No sé por qué hoy…
me dio por pensarte.
Y así poco a poco
me fueron invadiendo los recuerdos,
dejando que mi mirada
rozara el horizonte..

Un corazón se abre

 Tomado de: Alfonso De Caro

Por María Lozano

POR FAVOR LEE LA ESCRITURA: HECHOS 16.11-24
El sábado salimos de la puerta hacia la orilla del río, donde suponíamos que habría un lugar de oración; nos sentamos y comenzamos a hablar con las mujeres que se habían reunido. Una mujer llamada Lidia, de la ciudad de Tiatira, vendedora de telas de púrpura y adoradora de Dios, escuchaba; y el Señor abrió su corazón para que respondiera a lo que Pablo decía. Hechos 16:13-14.
Tras la proclamación de la Palabra de Dios, ¡estos discípulos esperaban que Dios interviniera! Ese, por cierto, es el mensaje que falta entre los cristianos de muchos lugares hoy en día. Muchos han dejado de esperar que Dios actúe, mientras que esperan hacerlo todo. Esperan organizar un programa y llevarlo a cabo. Muchas iglesias hoy en día operan de tal manera que, si el Espíritu Santo fuera retirado repentinamente de su programa, nadie se daría cuenta de lo sucedido.
No esperaban que Dios hiciera nada, pero estas personas sí. Simplemente predicaban la Palabra y luego esperaban que Dios actuara. No podían predecir lo que haría; siempre es impredecible. Tiene varias maneras de acceder a una ciudad, abrir una comunidad y comenzar a difundir el evangelio y a plantar una iglesia. Pero aquí mismo encontramos una de las maneras que el Señor usa con frecuencia: Él ha preparado allí a hombres y mujeres, personas cuyos corazones están listos para responder al evangelio. Una de esas mujeres era Lidia, quien ya era adoradora de Dios. Era una comerciante que vendía telas de púrpura, que manejaba el tinte púrpura para telas, tan valioso en aquellos días. Se ganaba bien la vida. Tenía su propia casa, lo suficientemente grande como para acomodar a Pablo y su grupo. Su corazón estaba listo, habiendo sido preparado por Dios, y fue guiada por Él para estar allí y escuchar.
Ese es uno de los principios básicos de cualquier actividad evangélica cristiana. Cuando he hablado con grupos de no cristianos, que me han mirado con frialdad y cuyas reacciones no podía anticipar, me ha animado mucho darme cuenta que, sin duda, hay personas en el grupo a quienes Dios ha preparado. Nunca lo dudo, porque siempre lo he comprobado. Siempre hay uno o dos a quienes Dios ha preparado. Intento hablar con ellos e ignorar la reacción hostil de los demás.
Esto es lo que sucedió aquí. Lydia estaba allí y no se inmutó con el mensaje. No lo consideró un desafío a su fe judía, sino que reconoció de inmediato que era el cumplimiento de todas sus esperanzas judías. Así que abrió su corazón y recibió al Señor. Así, el evangelio llegó por primera vez a Europa a través de una reunión de la Asociación de Mujeres Empresarias y Profesionales.
POR FAVOR ORA CONMIGO
Señor mío y Dios mío, te doy gracias porque al compartir tu palabra con otros, tú has ido delante de mí para preparar corazones. Gracias mi Señor Jesús. Amén..

Mejor que no me vea...

 Tomado de: Besarte el alma

Por María Lozano

“Mejor que no me vea… no quiero que se avergüence de mí”, pensó.
Se quedó al fondo del auditorio, de pie, con una rosa en la mano y su camisa de siempre. No tenía traje, ni corbata, ni perfume caro. A su alrededor, padres bien vestidos sostenían cámaras costosas y hablaban en voz alta, orgullosos. Él no decía nada. Solo observaba.
Había pasado más de veinte años empujando su carrito de helados por las calles, bajo el sol o la lluvia, con tal de llevar algo a casa para su hija. Ella era su único orgullo. Desde pequeña, le decía:
—Tú eres muy inteligente, hija. Vas a llegar lejos.
Con mucho esfuerzo, ella logró entrar a la universidad nacional para estudiar medicina. No fue fácil. A veces no tenía para los pasajes, a veces estudiaba con velas porque no había luz. Pero nunca dejó de intentarlo.
Su papá tampoco dejó de empujar el carrito. Vendía un poco más. Se levantaba más temprano. Todo lo que ganaba, lo guardaba para ayudarla con sus libros, sus copias, sus necesidades. Nunca le dijo que estaba cansado.
Pasaron los años.
Y llegó el gran día: la graduación.
Cuando nombraron a su hija, ella subió al escenario, recibió su diploma y miró entre la gente.
Buscó y buscó… hasta que lo vio.
Con la voz temblorosa pero firme, dijo:
—Antes de celebrar este logro, quiero que pase al frente mi papá.
—Papá… ven —dijo, señalándolo con la mano—. Este momento también es tuyo.
El auditorio quedó en silencio..

La protección de Dios

 Tomado de: Palabra de Vida

Por María Lozano

Es de gran importancia reconocer la protección que Dios ofrece a sus hijos y la seguridad que brinda su amor incondicional. Depositar nuestra confianza en el Señor, en lugar de en nuestras propias ideas, es fundamental para una vida llena de paz y confianza.
• Salmos 25:5 encamíname fielmente, enséñame, tú eres mi Dios y salvador, en ti espero siempre.
• Salmos 25:9 encamina a los humildes por la rectitud, enseña a los humildes su camino;
• Salmos 43:3 Envía tu luz y tu verdad: que ellas me guíen y me conduzcan hasta tu monte santo, hasta tu morada,
• Salmos 71:3 préstame oído y sálvame: sé tú mi roca de refugio siempre accesible; da orden de salvarme, que mi peña y mi alcázar eres tú..

Entrada destacada

Vendrán lluvias suaves

 Tomado de: Hostilio Macias Por María Lozano Vendrán lluvias suaves y olor a tierra mojada, y golondrinas rolando con su chispeante sonido; ...