Tomado de: Joyce Meyer
Por María Lozano
Yo motivo a las personas que superen su pasado, pero que nunca huyan de él. La única forma de obtener la victoria sobre el dolor de nuestro pasado es permitir que Dios nos conduzca de nuevo a través de esa puerta del dolor hacia la victoria. Nadie puede lograr la victoria por nosotros; tenemos que trabajar en nuestra propia salvación. Pablo explicó esta verdad en su carta a los Filipenses, diciendo:
" Por tanto, amados míos . . . como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos (cultivando, llegando a la meta, y totalmente completo) en vuestra salvación con temor y temblor ( con suma prudencia, amabilidad de conciencia, vigilante contra la tentación, tímidamente retrocediendo ante cualquier obra que ofende a Dios y desacredita el nombre de Cristo). [No con su propia fuerza] porque es Dios el que en vosotros produce [energizando y creando en usted el poder y deseo],así el querer como el hacer, por Su buena voluntad" (Filipenses 2:12,13 RVR1960Tenemos que dejar que Dios nos lleve a través de las cosas y dejar que Él trabaje en nosotros para que nuestro desorden se convierte en nuestro mensaje. Las cosas difíciles que hemos soportado en el pasado nos preparan para las bendiciones de Dios en nuestro futuro.
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