Tomado de: Lectura: Ester 4: 13-17
Por María Lozano
Cuando estaba pequeño mi familia acostumbraba ir a menudo a algunas bonitas playas que abundan en la zona costera del país. Uno de los juegos que practicaba con mis hermanos era detectar diferentes tipos de aves, ya que contamos con la bendición de tener más de 900 especies.
En uno de esos paseos, luego de un tiempo de conducir, mi papá se desvió por un camino de lastre que estaba en condiciones un poco malas, de repente uno de mis hermanos gritó: ¡ave rara, ave rara! Una de las reglas del juego era que las aves raras tenían un puntaje adicional; fueron tantos los gritos de mis hermanos que mi papá se asustó y quebró la palanca de los cambios...
Por supuesto, todos nos preocupamos ya que estábamos en medio de la nada, y la respuesta natural de mis hermanos fue decir: “¡Oh no…, estamos perdidos!”. Mi papá inmediatamente dijo: “¿por qué dicen eso, tan sólo es un ingrediente más de la aventura, veamos que tenemos en el auto para salir de acá”.
Rápidamente encontró una cuerda y un pequeño tuvo de metal, los ató con fuerza a lo que quedaba de la palanca de cambios y en menos de 15 minutos estábamos en camino nuevamente, era un arreglo temporal, pero nos ayudó a continuar con nuestro camino hasta encontrar un mecánico.
Las aventuras pueden ser atemorizantes, pero también divertidas. Generalmente, dentro de sus ingredientes está lo desconocido y lo imprevisto. Al caminar con Dios, es muy probable que tu vida experimente muchas aventuras de carácter único, son oportunidades para servirle y para mostrar que tu fe está ligada a Él.
Si te rindes atemorizado, perderás la oportunidad para que Dios demuestre que está a tu lado siempre. Si esto sucede, ¿se detendrá el plan de Dios? No, tenlo por seguro, pero alguien más tendrá la bendición de experimentar quién es Dios. Tal como Mardoqueo le advirtió a Ester: “Si te quedas callada en este tiempo, el alivio y la liberación de los judíos surgirán de otro lugar; pero tú y la casa de tu padre perecerán. ¡Y quién sabe si para un tiempo como este has llegado al reino!” (Ester 4:14).
Por supuesto Ester tenía mucho miedo de asumir la tarea ya que podía costarle la vida, pero comprendió que Dios estaba a su lado y con valentía y fe logró liberar a su pueblo de la aniquilación.
Este mundo está lleno de aventuras en la fe, confía en Dios para que te muestre el camino a seguir. ¡No temas, sigue adelante con la aventura de la fe!
La valentía es el resultado de quien ha orado.
“¿No te he mandado que te esfuerces y seas valiente? No temas ni desmayes, porque el Señor tu Dios estará contigo dondequiera que vayas.” (Josué 1:9).
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