El testigo

 Tomado de: Alfonso De Caro

Por María Lozano

Si el mundo os odia, sabed que a mí me odió antes... Cuando venga el Consolador... él dará testimonio de mí. Y vosotros también debéis dar testimonio, porque habéis estado conmigo desde el principio. Juan 15:18, 26-27.
Es notable que nuestro Señor pase rápidamente de sus palabras sobre el amor mutuo a esta palabra sobre el odio del mundo hacia los cristianos. El mundo se refiere a la sociedad secular. No es la humanidad. La humanidad no odia a la iglesia; es el mundo el que odia a la iglesia y al Señor de la iglesia. El mundo es una sociedad organizada sin Dios, pero con su propia moral, normas y sistemas de valores. Es lo que comúnmente llamamos el sistema, y es lo que odia a los creyentes y no quiere tener nada que ver con ellos.
¿Cuál debe ser la actitud del cristiano ante esta clase de mundo en el que aún vivimos? La respuesta de nuestro Señor se encuentra en los versículos 26 y 27. Él dice: “ Cuando venga el Espíritu de Dios, daréis testimonio a este mundo”. El mundo no debe quedar en su rechazo sin esperanza de Cristo, aun cuando haya resistido y rechazado la verdad cuando sabía que era verdad.,Todos hemos hecho esto, pero Dios no nos abandona. Incluso cuando estaría plenamente justificado en darnos la espalda y marcharse, dejándonos a todos con nuestras propias consecuencias, no lo hace. Sigue dando testimonio ante el mundo.
Así pues, el cristiano no debe tomar represalias, no debe resentirse por el odio y la persecución del mundo, no debe ser vengativo y no debe devolver mal por mal. Más bien, se nos exhorta a devolver bien por mal. Tampoco debemos retirarnos del mundo, retirarnos de él y construir un gueto cristiano en el que escondernos y luego arrojar panfletos al otro lado del abismo. Más bien, debemos entrar en el mundo, vivir en medio de él tal como lo hizo Jesús y dar testimonio de la verdad, aunque a menudo sea rechazada. Debemos hacer esto por el bien de aquellos que recibirán, creerán y aceptarán la Palabra.
Este testimonio es doble. En primer lugar, es el testimonio del Espíritu Santo. Él hace lo que ninguna persona puede hacer. El Espíritu de Dios abre los corazones, quita la ceguera y abre las mentes para que entiendan. Él da testimonio que una palabra es verdadera, le da un toque de autenticidad, de modo que el poder de dar testimonio reside en el Espíritu, no en nosotros. Como Jesús indica aquí, nosotros también debemos dar testimonio como lo hicieron los apóstoles: de lo que vieron y oyeron, de lo que ellos mismos experimentaron. Esa es la posición de cada cristiano. Justo antes de su ascensión, Jesús dijo: “Pero recibiréis poder cuando el Espíritu Santo venga sobre vosotros, y seréis mis testigos…” (Hechos 1:8a). Todos debemos ser testigos de lo que Jesús ha sido para nosotros, de lo que hemos experimentado, de lo que ha sucedido en nuestras vidas, de lo que Él ha hecho por nosotros.
Y el Espíritu Santo dará testimonio con eso, usando esas palabras, por sencillas que sean, para abrir las mentes y quebrantar corazones endurecidos, para perforar y derribar barreras, y para abrir a las personas a la Palabra. Así pues, la tarea de la iglesia es dar testimonio ante un mundo que odia.
POR FAVOR ORA CONMIGO
Señor mío y Dios mío, Tú me has puesto en este mundo. Ahora, permíteme ser Tu testigo a partir de hoy en todo lo que diga y haga. Gracias Jesús. Amén.
Aplicación de vida
¿Cuál debe ser nuestra respuesta cuando vemos o experimentamos odio en el mundo?
¿Cómo podemos ser testigos eficaces?
Te bendigo en nombre de nuestro Señor Jesucristo. Un fuerte abrazo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entrada destacada

Inclúyeme en tus sueños

 Tomado de. Entre café y libros Por María Lozano Suéñame que lo necesito. Eres parte de mi vida. Pero suéñame, despierta pensándome. Duérmet...