Tomado de: El Poder de Orar
Por María Lozano
"Dios mío, tú me das tu protección; me proteges como un escudo. Tú salvas a la gente honrada." Sal. 7:10
En los tiempos antiguos, en las guerras que se libraban, todo soldado sabía que una buena espada era necesaria para poder atacar, pero un buen escudo era la única y mejor defensa. El Eterno es tu escudo es quien te protege de los ataques del enemigo, es la barrera que detiene las agresiones que el diablo trama en tu contra. Tambien tu escudo es para protegerte de la tristeza, la depresión, de la soledad, del fracaso, de la angustia y la frustración . Pero el escudo del Señor sólo es efectivo en aquellos que tienen un corazón recto, un corazón limpio, un corazón santo. Porque la bendición del Padre Celestial siempre está condicionada a nuestras actitudes. Gracias Amado Señor por ser mi protección en medio de toda circunstancia Amén.
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