Por María Lozano
Lecturas: Mateo 27:54; Marcos 15:39; Lucas 23:47
Ahí frente a la cruz, en aquel momento de tragedia, encontramos vida como una flor en el desierto del mal, que se extiende por toda la tierra; como la casa que sobrevive al lado de la que fue destruida por el tornado, todo por la gracia de Dios.
No olvidemos que tan sólo hacía unas horas, este grupo quaterniúm o compañía de cuatro soldados, se había burlado de Dios y se habían repartido como buitres las prendas del Señor; ahora gracias a que pasaron unas cuantas horas al lado de Jesús experimentan un cambio en su actitud....
Mateo nos dice que el centurión habló en representación de sus 3 colegas, él era un soldado profesional acostumbrado a liderar, que comandaba a 100 soldados; es por ello que no extraña que hablara en nombre de sus soldados. Un hombre acostumbrado a ver la muerte, a enfrentar batallas donde corría riesgo su vida y la de los hombres a su cargo, a no temer a sus enemigos y enfrentarlos con valentía todo esto por el honor de su imperio.
Este hombre hace una declaración inesperada: “¡Verdaderamente éste era el Hijo de Dios!”, reconoce quien es verdaderamente Jesús y le alaba, ese es el poder del mensaje de la cruz. En ellos se cumplió lo dicho por el Señor: “perdónalos, porque no saben lo que hacen”, todo parece indicar que estos hombres fueron el primer fruto de la cruz.
En estos pasajes vemos el poder del mensaje de Jesús que convierte a hombres con corazones duros y blasfemos, en personas arrepentidas a los pies de la cruz.
No tienes que pasar otro día en el desierto, hoy puedes empezar a disfrutar de la vida que tan sólo ofrece Jesús.
Jesús: Da vida al lado de la cruz. “El centurión, al ver lo que había sucedido, alabó a Dios y dijo: Verdaderamente este hombre era justo.” Lucas 23:47
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