Por María Lozano
El pecado paga un salario y es la muerte. La vida eterna, en cambio, es el don de Dios en Cristo Jesús, nuestro Señor.
Romanos 6:23
Reflexión
Señor, te pido que me muestres cada día dónde mi corazón no está limpio ni recto delante de Ti. No dejes que nada me separe de todo lo que tienes preparado para mi. Te alabo por enviar a Jesús para librarme de mi pecado y adicciones destructivas que me esclavizaron por tantos años. Trataré de aprender a confesar y a arrepentirme enseguida para que el proceso de muerte que se pone en movimiento cada vez que violo una de tus reglas no tenga tiempo para hacer su daño completo y pueda transformarme en una criatura nueva.
Romanos 6:23
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