Por María Lozano
Muchos dicen: ¿Quién nos hará ver la dicha? ¡Muéstranos, Señor, tu rostro alegre!
Salmo 4:7
Señor, enséñame a cómo ser un dador alegre que voluntariamente comparte las riquezas celestiales con personas que plantes en mi vida. En Tus manos están todas las riquezas y tesoros de tus enemigos que venciste en la cruz del Calvario. Gracias Señor, porque soy una persona bendecida sin medida. Gracias Señor, por bendecir mi vida con Tu favor inmerecido y tu amor sorprendente.
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