Tomado de: Meditaciones cotidianas
Por María Lozano
Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él….¿No te he escrito tres veces en consejos y en ciencia, para hacerte saber la certidumbre de las palabras de verdad? Proverbios 22: 6, 20-21Nuestro siglo rechaza cada vez más la idea de estableces normas generales para regir el comportamiento humano. ¡Se aboga por la libertad en todos los ámbitos! Esto significa que yo soy el único juez de lo que hago, que nadie puede juzgarme por mi manera de vivir, ni imponerme reglas. Esta idea va acompañada del rechazo a la fe cristiana y del abandono de la raíces judeo-cristianas de nuestra sociedad. De este modo cada uno piensa construirse una felicidad “a su medida”. Pero, ¿es posible? Incluso con la mejor voluntad podemos equivocarnos.. En la Biblia Dios nos dice que “el hombre no es señor de su camino; ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos” (Jeremías 10: 23) y también; “Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte” (Proverbios 14: 12).
Los que han sido detenidos en este camino fatal por el llamado de Jesucristo, por el Evangelio, necesitan más que nunca las normas seguras consignadas en la Palabra de Dios, necesitan conocerlas y ceñirse a ellas. Esto no es fácil, pues es ir en contra de la sociedad que nos rodea. Pero “la bendición del Señor es la que enriquece” (Proverbios 10: 22).
Esta prosperidad no es necesariamente material, sino que consiste primero en una feliz comunión con nuestro Dios.
No olvidemos instruir a nuestros hijos en su camino, según la Palabra de Dios, como lo indica el versículo del día:¿No te he escrito tres veces en consejos y en ciencia, para hacerte saber la certidumbre de las palabras de verdad, a fin de que vuelvas a llevar palabras de verdad a los que te enviaron? (Proverbios 22: 20-21).
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