La Escritura

 Tomado de: Meditaciones cotidianas

Por María Lozano

El Señor dijo a Moisés: Escribe tú estas palabras; he hecho pacto contigo. Éxodo 34: 27
Escribe en un libro lo que ves, y envíalo. Apocalipsis 1: 11
La Escritura no puede ser quebrantada. Juan 10: 35

Durante mucho tiempo, en muchas culturas la sabiduría popular se transmitió oralmente. Esto permitía a algunos jefes espirituales tener el monopolio y el control del saber. Parece que todavía hoy, los brujos animistas emplean el mismo método. Esto les permite dominar a los demás y mantenerlos asustados y sumisos..
Algo totalmente sucede con Dios, el Creador. Él quiso revelar por escrito todo lo que debiéramos saber para conocerlo y para conocernos. Así, por ejemplo, hace más de 3500 años ordenó a Moisés escribir lo que oía; lo mismo hizo con los profetas… y con el apóstol Juan “Escribe en un libro lo que ves”.
¡Qué amor el de Dios! Hizo escribir su Palabra y la puso al alcance de los hombres. Algunos trataron de prohibirla, otros la quemaron, pero no pudo ser destruida porque “la palabra del Señor permanece para siempre” (1 Pedro 1: 25). Otros la aceptaron como lo que es realmente, es decir, la Palabra de Dios, y ella actuó en su ser interior como la Palabra “viva y eficaz” (Hebreos 4: 12). Si creemos en la Palabra de Dios, ella cumple en nuestro corazón lo que dice.
Hoy, cada persona puede leer la Escritura por si misma, sin pasar por un intermediario . Pero no basta con escuchar, leer o estudiar la Biblia, hay que recibirla en el corazón, dejarla actuar en la conciencia por medio de un acto de fe personal; de otra manera no sirve de nada “por no ir acompañada de fe en los que la oyeron” (Hebreos 4:2).

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