Enojado con el Señor

Tomado de: Juntos en tu presencia
Por María Lozano









¿Se ha enojado con el Señor en algún momento?
 Aunque nos cueste reconocerlo hay ocasiones en las que nos enojamos con Él, porque las cosas no salieron como esperábamos o no nos respondió de la manera esperada o porque nunca hubo una respuesta y su silencio fue lo único con lo que nos encontramos.
¡Escuchamos frases como “Por que el Señor no hizo nada para que no tomara esa decisión” ó “Porque no me detuvo antes para no errar?
 Debemos aprender o ir aprendiendo que somos dueños de nuestras propias decisiones, el Señor jamás nos obligará a tomar una decisión, respetará nuestra libre elección aun cuando esa elección nos conduzca a resultados no deseados, Él siempre estará presente para guiarnos, para dirigirnos, pero nosotros seremos quienes tomaremos la decisión, en algunas ocasiones dejándonos guiar por la voluntad del Señor....

¿Quién como tu, oh Señor?

Tomado de: Mi Devocional
Por María Lozano










LECTURA: ÉXODO 15:1-18

Ese día debió haber sido impresionante, lleno de emociones, recuerdos tristes y alegres al mismo tiempo, todo debido a que por fin habían cruzado el mar de Rojo, uno de los últimos obstáculos naturales que los separarían de sus viejas vidas.

Pero de ninguna forma fue sencillo, habían sido testigos presenciales de la poderosa acción de Dios por medio de diez señales que mostraron sin lugar a dudas quien era el Dios verdadero, lo cual les permitió salir de su esclavitud en Egipto. Aunque los dejaron ir, luego de muy poco tiempo el faraón cambió de parecer, ordenó perseguirlos y ahora estaban frente al mar. Los habían seguido hasta ese lugar con lo que tenían a mano: carros de guerra, caballería y su ejército completo, todo con el fin de vengarse por la milagrosa liberación divina, tal como leímos en Éxodo 14:5-9. Esto hizo que el pueblo sintiera temor y levantara su clamor delante de Dios, aunque no faltaron algunos que comenzaran a quejarse porque creían que el Señor los había llevado a morir en aquel lugar...

La sutil tentación de la envidia

Tomado de: Mi Devocional
Por María Lozano

Hechos 13: 45-52

Dicho en pocas palabras, la envidia es un resentimiento que vive en nuestro ser, debido a las cualidades, cosas o posiciones que tienen otras personas. En la Biblia encontramos múltiples ejemplos de esta situación: Raquel envidiaba a Lea porque ella tenía hijos (Gén.37:11). Los hermanos de José, lo envidiaban por el favoritismo que aparentemente su padre tenía para con él. (Gén.37:11). En el texto que leímos hoy, los judíos estaban opuestos a la predicación de Pablo tan sólo por razones de envidia: “Y cuando los judíos vieron las multitudes se llenaron de celos, y blasfemando contradecían lo que Pablo decía” (Hechos 13:45).

Cualquier cosa que una persona considere como una ventaja sobre otra, puede desencadenar este sentimiento, por ejemplo: la popularidad, la apariencia, la inteligencia, un buen empleo y hasta la madurez espiritual que pueda tener alguien. Ni los creyentes más consagrados se escapan a la sutil tentación de la envidia....

Escuchar a Dios

Tomado de: Juntos en tu presencia
Por María Lozano

Una vez más, desde la ciencia confirmando el tremendo poder y valor de la oración. De todas maneras, la misma podría ser una frase repetida que se convierte casi en una fórmula y pierde todo sentido, o también pueden ser palabras elevadas a Dios en tiempos de crisis. Sin embargo, la oración es una actividad muy importante en la vida de toda persona, es lo que puede movilizarte y transformarte. Habrás escuchado que Satanás se ríe de nuestras palabras; se burla de nuestro esfuerzo; pero tiembla cuando oramos.
 Jesús enseñó y sus discípulos, decían: “¡Enséñanos!” Enséñanos a orar. La oración es otro tema que muchas veces es fácil de decirlo pero difícil hacerlo. Como cristianos muchas veces olvidamos relacionarnos con Dios. No le damos la importancia que debe tener. Hay personas empobrecidas por la falta de oración. Se dice que la oración es como los pulmones en el ser humano. Dios cada mañana se queda esperando en el sillón del comedor, en la silla de la cocina, en la silla del patio de nuestro corazón buscando nuestras palabras, y preferimos pasarlo por alto.
Los discípulos dijeron ¡Enséñanos a orar! A través de la oración nos comunicamos con el Dios y Señor de nuestra vida. Charles Spurgeon decía “ La oración tira de la soga desde abajo, y la gran campana suena en los oídos de Dios”....

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