Por María Lozano
Las personas son regalos que la vida me ha dado. Ya vienen
envueltas, algunas en forma muy bella y otras de una manera menos atractiva.
Algunos han sido maltratados en el correo; otros llegan como
“Entrega Especial”; algunos llegan envueltos, otros cerrados con gran rigidez.
Pero la envoltura no es el regalo y es importante darse cuenta de esto. Es muy
fácil equivocarse en este sentido, juzgando el contenido por el estuche.
A veces el regalo se abre con facilidad; otras se necesita la
ayuda de otras personas. Tal vez es porque tiene miedo, quizá han sido heridas
antes y no quieren ser lastimadas de nuevo. Pudo ser que alguna vez se abrieron
y luego se descartaron. Quizá ahora se sienten más bien como “cosas” que como
seres humanos.
Yo soy una persona.
Como todas las demás personas también soy un regalo. Poseo una bondad que es
sólo mía. Y sin embargo, algunas veces tengo miedo de mirar dentro de mi
envoltura. Tal vez temo decepcionarme, quizá no confío en el que llevo dentro.
Pudiera ser que en realidad nunca he aceptado el regalo que soy.
Cada encuentro y comunicación entre personas es un intercambio
de regalos. Mi regalo soy yo, tú eres tu regalo. Somos obsequios de Dios unos
para otros.
Es difícil pensar en ocasiones que aquel que me ha lastimado es
también un regalo de Dios, pero si vemos la ofensa como una envoltura
maltratada y no nos quedamos con ella, seguramente encontraremos un hermoso
regalo, pues de cada suceso Dios nos tiene una enseñanza para crecer en su
amor, en nuestra fe.
Nosotros mismos podemos tener una envoltura tan maltratada por
el tiempo y/o las circunstancias, pero lo que llevamos dentro siempre será
hermoso, pues quien lo puso ahí es nuestro Creador, solo tendríamos que ver
hacia adentro y estar listos para darnos… descubre en tu interior todos los
dones con los que el Señor te conformó y sé el digno regalo para los que te
necesitamos.
Enviado por Miriam de Pérez
Doy gracias a mi Dios siempre que me acuerdo de vosotros, orando
siempre con gozo en cada una de mis oraciones por todos vosotros, por vuestra
participación en el evangelio desde el primer día hasta ahora, estando
convencido precisamente de esto: que el que comenzó en vosotros la buena obra,
la perfeccionará hasta el día de Cristo Jesús. Fil 1:3-6
Por esta razón también yo, habiendo oído de la fe en el Señor
Jesús que hay entre vosotros, y de vuestro amor por todos los santos,
16 no ceso de dar gracias por vosotros, haciendo mención de vosotros en mis oraciones. Efe 1:15,16.
16 no ceso de dar gracias por vosotros, haciendo mención de vosotros en mis oraciones. Efe 1:15,16.
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