Por María Lozano
Y él le dijo, tu fe te ha hecho salva;
ve en paz y queda sana de tu azote
(Marcos 5:34)
Quizás todo lo que tienes es una loca idea y una gran
esperanza. No tienes nada más que ofrecer
Pero estás herido. Y todo lo que tienes para ofrecerle es
una herida,
Quizás eso te ha alejado de Dios. Ah, has dado un paso o dos
hacia Él. Pero viste a otras personas a su alrededor. Parecían tan limpias, tan
pulcras, tan arregladas y correctas en su fe. Y cuando las viste, bloquearon tu
visión de Él. Así que te volviste atrás.
Si eso te describe, observa cuidadosamente a alguien que
Cristo elogió por tener fe. No era un rico dadivoso. No era un seguidor fiel.
No era un maestro reconocido. Fue un pobre avergonzado-
Una mujer que venía sangrando por doce años –que se aferró a
la corazonada de que Él podía y a la esperanza de que Él lo haría.
Lo cual, dicho sea de paso, no es una mala definición de la
fe. La convicción de que Él puede y la esperanza de que lo hará.
Todavía Remueve Piedras.
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