Por María Lozano
Y como Salvador tiene muchísimo, que ver con cada uno de nosotros.
Imagínese que un día se encuentra en el interior de una casa que es devorada por un gran incendio y alguien le salva de ese fuego, sin embargo; en sus propias carnes quedan las huellas de las quemaduras. A costa de su sacrificio, le libra de una muerte segura. Al cabo de algún tiempo esa misma persona, que ha arriesgado su vida y ha sufrido por usted, llama a la puerta de su casa ofreciéndole su amistad, y usted, mirándola con indiferencia y frialdad, contesta: "Y usted, qué tiene que ver conmigo?"
Será ésta tu misma actitud frente al Dios que en la persona de Cristo se sacrificó un día sólo por usted en la cruz del Calvario y ahora llama a la puerta de su corazón?...
Si a Dios, como Creador, hemos de adorarle; si como a Señor hemos de obedecerle y como a Juez hemos de temerle, como a Salvador hemos de rendirle nuestro corazón humillado, confesándole nuestros pecados y aceptando el don de Su amor.
No esperes más, y ábrele la puerta de tu corazón y déjalo pasar!
No hay comentarios:
Publicar un comentario