El sembrador

Tomado de: 52 Semanas con Jesús
Por María Lozano

Jesús cuenta una historia que nos ayuda con esto (Mateo 13:1-9). 
Un agricultor va a un campo a sembrar semilla, La cual cae en diferentes tipos de tierra. La calidad del suelo determina si una planta crece o si se produce una cosecha. 
Jesús hará nuestro trabajo, nosotros debemos sembrar. No podemos hacer su trabajo, Él da el crecimiento. 
Podemos hacer nuestra parte, pero solo Cristo puede alcanzar el corazón. 
Jesús compara la Palabra de Dios y el mensaje del reino con echar semilla, porque la semilla es productiva. El propósito de una semilla es producir fruto. 
¿Sabes como un incrédulo se convierte en creyente? Teniendo la semilla de la Palabra de Dios plantada en el corazón. En 1 Pedro 1:23 (NVI) se afirma “Ustedes han nacido de nuevo, no de simiente perecedera, sino de simiente imperecedera, mediante la Palabra de Dios que vive y permanece”....
Una semilla no puede plantarse sola. Necesita un sembrador. Toda la semilla en el mundo es inútil si el sembrador no entra al campo y la siembra. El agricultor no puede hacer este trabajo sentado en la casa. Tiene que salir al campo. Por eso es que la predicación y la enseñanza de la Palabra de Dios deben siempre ser básicas en todo lo que hacemos. 
Sembrar era una operación de tecnología poco avanzada. El sembrador llevaba las semillas en el doblez de su ropa exterior y caminaba por los campos arrojándolas. Algunas semillas daban contra tierra dura, unas caían en terreno rocoso, algunas más iban a parar en tierra con espinos y otras en tierra ´fértil. Nuestra responsabilidad es simplemente salir a sembrar.





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