Tomado de: Reflexión Bíblica
Por María Lozano
Que la belleza de ustedes no sea la externa, que consiste en adornos tales como peinados ostentosos, joyas de oro y vestidos lujosos. Que su belleza sea más bien la incorruptible, la que procede de lo íntimo del corazón y consiste en un espíritu suave y apacible. Ésta sí que tiene mucho valor delante de Dios.
Pedro 3:3-4...
Señor, conviérteme un una persona capaz de ser cada día más semejante a ti y menos parecida al mundo. Que mis valores estén por encima de cualquier propuesta que corrompa mis principios. Regálame un espíritu suave y apacible.
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