Por María Lozano
En él tenemos redención mediante su sangre, el perdón de nuestros pecados según las riquezas de su gracia.
Efesios 1:7
Señor, entrego todo lo que soy y todo lo que tengo a Tu potestad. Gracias por el sacrificio de Tu vida en la Cruz que pago el precio de mis pecados y Tu sangre que me salva de la condena. Haz conmigo lo que Tu deseas mi Rey y mi Dios. Tú eres mi Rey glorioso. No me da vergüenza confesar que Tú eres el Rey de mi vida. Te pido que reines en mi corazón por toda la eternidad
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