Tomado de: El Poder de Orar
Por María Lozano
La amistad es uno de los regalos más bonitos que podemos dar y recibir. Dios nos creó para relacionarnos, no para estar solos y apartados de los demás, algo que es evidente desde Génesis. Durante la creación Dios declaró todo lo que hizo como bueno y se mostró satisfecho con el resultado. Pero cuando creó al hombre se dio cuenta de que hacía falta algo más..Luego Dios el Señor dijo: «No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada».
(Génesis 2:18)
Y esa ayuda adecuada fue una mujer, otro ser humano con quien compartir sus experiencias cotidianas, alguien que entendiera cómo se sentía. Al igual que Adán, todos necesitamos de otras personas en nuestra vida, gente con la cual reír, llorar, pasear, compartir nuestros logros y fracasos. Sentimos alegría y satisfacción cuando estamos con ellos.
Es cierto que tenemos a nuestra familia, pero en diferentes etapas de nuestra vida Dios nos regala personas especiales: nuestros amigos.
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