Tomado de: El Regalo ( Max Lucado)
Por María Lozano
Él está esperando por ti. Dios está de pie en el porche del cielo, esperando expectante, buscando en el horizonte captar un destello de su hijo. Tú eres al que está buscando.
Dios es el Padre que espera, el Pastor solícito en busca de su oveja. Sus piernas están arañadas, sus pies están doloridos y sus ojos están ardiendo. Él escala los acantilados y atraviesa los campos. Explora las cuevas. Alza sus manos en forma de cuenco alrededor de su boca y llama en el desfiladero.
Y el nombre que pronuncia es el tuyo..
Él es el ama de casa en busca de la moneda perdida.
No importa que tenga otras nueve ; no descansará hasta que haya encontrado la décima. Busca por toda la casa. Mueve los muebles. Levanta las alfombras. Limpia los estantes. Todas las demás tareas pueden esperar. Solo una importa: la moneda de gran valor para él. Él es su dueño. No se detendrá hasta encontrarla. La moneda que él busca eres tú.
Dios es el Padre que camina de un lado al otro en el porche. Sus ojos están bien abiertos con su búsqueda. Su corazón está pesado. Él busca su pródigo. Busca en el horizonte, anhelando ver la figura familiar, el andar reconocible. Su preocupación es el hijo que lleva su nombre, el hijo que lleva su imagen. Tú. Él te quiere en casa.
Dios quiere que seas libre de la culpa del ayer. Él te quiere libre de temores de hoy. Él te quiere libre de la tumba de mañana. Pecado, miedo y muerte. Esas son las montañas que él ha movido por el poder de la cruz. Estas son las oraciones que él responderá a través del don de su amor.
El mensaje es sencillo; Dios dio a su Hijo con el fin de rescatar a todos sus hijos e hijas. Para llevar a sus hijos a casa. Y está esperando escuchar tu respuesta
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