Tomado de: Historias de Vida
Por María Lozano
Llévame al parque, hijo, que aún disfruto de la brisa y el sol; no dejes que mis días se llenen de sombras, la naturaleza aún me reconforta.
Invítame a tus juegos, hijo, aunque mis manos estén temblorosas; sentirme parte de tu mundo me llena de alegría y renueva mi espíritu.
Háblame con paciencia, hijo, aunque mi oído esté un poco lento; cada palabra tuya es un tesoro que guardo en lo más profundo de mi ser.
Celebra mis pequeños logros, hijo, no te burles de mis torpezas; aún puedo sentir la alegría de la victoria, aunque sea en cosas sencillas..No me alejes de tu vida, no me conviertas en un recuerdo; aún estoy aquí, deseando ser parte de tus días, compartiendo tus alegrías y tus penas.
Ven a visitarme, hijo, no me dejes en la soledad; tu presencia es el regalo más grande que puedes darme, la medicina que sana mi alma.
No me dejes caer en el olvido, no me apartes de tu cariño

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