Cómo encontrar la voluntad de Dios

Tomado de: Devocional de 365 días (Max Lucado)
Por María Lozano

 

No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta. ( Romanos 12: 2, NTV).

Alguna vez a tenido dificultades para determinar la voluntad de Dios para su futuro. No se encuentra solo. Las preguntas son interminables. Una sigue a la otra. Cada nueva responsabilidad trae nuevas decisiones.

¿Cómo en este mundo sabemos qué es lo que Dios quiere?

Para conocer la voluntad de Dios, debemos rendirnos totalmente a la voluntad de Dios. Nuestra tendencia es tomar la decisión de Dios.

No acuda a Dios con opciones y espere que Él escoja una de sus preferencias. Acuda a Él con manos vacía, sin agendas escondidas, sin dedos cruzados, sin nada detrás de su espalda. Acuda a Él con la disposición de hacer lo que le diga. Si usted rinde su voluntad, entonces se cumple en usted.

“Que Él los capacita en todo lo bueno para hacer su voluntad” (Hebreos 13: 21, NVI)

Es una promesa.

Una oración...por valentía

Tomado de: Devocional de 365 días (Max Lucado)
Por María Lozano
Ya que este nuevo camino nos da tal confianza podemos ser muy valientes.( 2: Corintios 3: 12, NTV)

Oh Dios, tu creaste todo lo que existe, y lo sostienes todo mediante tu infinita sabiduría y poder ilimitado. Sin embargo, me invitas a venir a ti en oración, con confianza y con la expectación de que me vas a escuchar y a  responder. Enséñame, Señor a aprovechar al máximo este privilegio, especialmente con respecto a alcanzar a los demás con tu amor.
Dame un corazón para los que todavía tienen que experimentar la plenitud de tu gracia e ínstame a orar por ellos y su bienestar, tanto en este mundo como en la eternidad.
Señor, llévame al frente de esta batalla. Te lo pido en el nombre de Jesús, Amén.   

Un plan para la gracia

Tomado de: Devocional de 365 días  (Max Lucado)
Por María Lozano

Podemos hacer muchos planes, pero el Señor determina nuestros pasos ( Proverbios 16: 9 NTV

Antes de conocer la historia de Dios habíamos ya hecho un desastre con la nuestra. Incluso después, tendemos a exigir nuestro propio camino, formar nuestro propio atajo y lastimar a personas en el proceso. ¿Puede Dios sacar algo bueno de lo malo nuestro?

Lo hizo con Pablo.

 
“Pero aconteció que yendo yo, al llegar cerca de Damasco... de repente me rodeó mucha luz del cielo; y caí al suelo, y oí una voz que me decía…(Hechos 22: 6-7).

 "¡Prepárate para encontrarte con tu Creador!"

 ¿Pablo esperaba escuchar palabras como estas? Sin importar lo que esperaba, no fue lo que escuchó. Incluso antes de pedir misericordia, le fue ofrecida misericordia. Jesús le dijo: Me he aparecido ante ti para nombrarte como uno de mis servidores (…) Te enviaré a hablar (…) con los que no son judíos (…) tú les abrirás los ojos (…) Podrán creer en mí, y Dios les perdonará sus pecados. Así serán parte del santo pueblo de Dios” (Hechos 26: 16-18, TLA) .
 
Jesús transformó a Pablo, el legalista con carnet, en un campeón de la misericordia. ¿Quién lo hubiera pensado? Sin embargo, ¿Quién estaría mejor calificado? Pablo escribe epístolas de gracia mediante sumergir su pluma en el tintero de su propio corazón.

 Descubrió el amor cuando Jesús lo visitó personalmente en el camino a Damasco.

El tapetito rojo

Tomado de:  Sucesos de Choloma informativo
Por María lozano

 La mujer de muy pocos recursos económicos, vivía en una humilde casa con su nieta, que estaba muy enferma.
La niña empeoraba cada día, después de haber agotado todos los remedios de la abuela; con mucho dolor en el corazón decidió dejar sola a su nieta para ir a pie hasta la ciudad, en busca de ayuda.
En el único hospital público de la región, le dijeron que los médicos no podían trasladarse hasta su casa, que ella tenía que traer a la niña para ser examinada.
Desesperada por saber que su nieta no conseguiría siquiera levantarse de la cama se retiró y, al pasar por una iglesia decidió entrar.
Algunas señoras estaban arrodilladas haciendo sus oraciones. Ella también se arrodilló.
Escuchó las oraciones de aquellas mujeres y cuando tuvo oportunidad, también alzó su voz y dijo:
- Hola Dios, soy yo María. Fíjese Señor, que mi nieta está muy enferma. Yo quisiera que usted fuese para allá a curarla. Por favor, Dios, anote la dirección.
Las señoras se sorprendieron con esa oración y continuaron escuchando.
- Es muy fácil, solamente es seguir el camino de las piedras y cuando pase el río con un puente usted entra en la segunda calle de terracería. Pasa la tiendita. Mi casa es el último jacal de esa callecita.
Las otras señoras, que estaban pendientes de la oración se esforzaban para no reír. Ella continuó:
- Mire Dios, la puerta está cerrada, pero la llave está abajo del tapetito rojo de la entrada. Por favor Señor, cure a mi nietecita. Gracias.
Y cuando todas pensaron que ya había acabado ella agregó:
- Ah! Señor, por favor, no se olvide de colocar la llave de nuevo abajo del tapetito rojo, si no, yo no voy a poder entrar a la casa. Muchas, muchas gracias!
Después que Doña María se fue, las demás señoras soltaron la carcajada y se quedaron murmurando, lo deplorable que es ver que las personas no saben ni orar.
Cuando Doña María llegó a su casa no se pudo contener de tanta alegría al ver a la niña sentada en el piso jugando con sus muñecas.
- ¿Ya estas de pie?
Y la niña, mirándola cariñosamente le contestó:
- Un médico estuvo aquí abuelita. Me dio un beso en la frente y dijo que iba a mejorar. ¡Él, era tan hermoso abu! Su ropa era tan blanca que parecía hasta que brillaba.
¡Ah! Y Él te mandó decir, que si fue fácil encontrar nuestra casa y que iba a dejar la llave debajo del tapetito rojo como tu se lo pediste.

Dios no quiere palabras bonitas. Él quiere palabras sinceras.

La Maestra Riveros

Tomado de: Reflexiones cristianas
Por María Lozano
Su nombre era Sra. Riveros mientras estuvo al frente de su clase de 5º grado, el primer día de clase lo iniciaba diciendo a los niños una mentira. Como la mayor parte de los profesores, ella miraba a sus alumnos les decía que a todos los quería por igual. Pero eso no era posible, porque ahí en la primera fila, desparramado sobre su asiento, estaba un niño llamado: Facundo Moreno.
La Sra. Riveros había observado a Facundo desde el año anterior y había notado que él no jugaba muy bien con otros niños, su ropa estaba muy descuidada y constantemente necesitaba darse un buen baño. Facundo comenzaba a ser un tanto desagradable. Llegó el momento en que la Sra. Riveros disfrutaba al marcar los trabajos de Facundo con una fibra roja haciendo una gran X y colocando un cero muy llamativo en la parte superior de sus tareas....

Si puedes creer, al que cree todo le es posible (Marcos 9:23)

Tomado de: El Poder de Orar
Por María Lozano
Cuántas veces nos sucede que debido a nuestra débil y poca fe no creemos que el Eterno puede obrar un milagro...Creemos, pero necesitamos la ayuda del Eterno. La fe viene del cielo, no es el resultado de la razón sino que es puesta por el Eterno. Fe es creer, es estar persuadido, confiado, tomado del Señor. Fe es creer que lo que el Señor dice es verdad y es caminar en ello. Pero sin la ayuda del Señor no podemos obtener absolutamente nada, ni siquiera podemos creer correctamente.El Espíritu Santo es quien nos ayuda en nuestras debilidades para que podamos creer en Jesucristo. Creer que Él es el Hacedor de milagros y que suceden entre nosotros porque Él está presente. Es interesante ver que todos los personajes que aparecen en la Palabra del Señor creyeron pero ayudados en un momento determinado por la Palabra, por el Espíritu Santo y porque Jesús estuvo presente.
Hoy en día, Jesús está presente en cada eventualidad,en cada momento y circunstancia de nuestra vida para ayudarnos. Él no lo llamó para que fuera un derrotado. Él lo llamó para que pudiera alcanzar lo inalcanzable en el nombre del Señor Jesucristo. El Señor no nos llamó a su Reino para que seamos uno más del montón. Él nos llamó para que hagamos la diferencia, para la honra y la gloria de su santo nombre. El Señor nos llamó para hacer algo nuevo, para restaurarnos y bendecirnos, a fin de dar a conocer el potencial que hay en nosotros.


TUS TRIUNFOS ESTÁN EN DIOS

Tomado de Manantial de Vida
por María Lozano

El primer versículo que aprendí cuando conocí a Jesús fue: «Deléitate en el Señor». Como todo lo nuevo, me tomé un tiempo para entender lo profundas que eran estas palabras. Este ha sido un versículo que me ha seguido durante los últimos catorce años de mi vida.

Luego, un día entendí que deleitarme en el Señor era estar siempre en el gozo de Dios, feliz ante su presencia y sirviéndole a Él. Desde entonces, en mis oraciones ha estado presente que la clave es amar a mi Dios con todo el corazón, servirle con lo mejor que tengo, gozarme en su amor sin importar las situaciones por las que esté pasando y tener siempre la esperanza de que mi vida es para servirle y trabajar para Él. Así que ahora estoy segura de que eso me da una enorme recompensa. No sé cuándo ni cómo, pero Dios me concederá los deseos de mi corazón, ya que esa es la promesa de la segunda parte del versículo: «Y él te concederá los deseos de tu corazón».

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