LAS MALAS HIERBAS



Tomado de La Buena Semilla
Por María Lozano









La naturaleza misma ¿No os enseña…?
(1 Corintios 11:14)
Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y para ella muchos sean contaminados. (Hebreos 12: 15).

LAS MALAS HIERBAS

En mi huerto tengo que estar luchando constantemente contra las malas hierbas. La semana pasada el terreno estaba tan seco que en vez de arrancarlas tuve que cortarlas a ras del suelo. Y hoy tengo que volver a empezar, pues las raíces están intactas y la hierba ha vuelto a crecer como si nada. Pero ahora hago de otra manera; riego abundantemente, y cuando la humedad penetre bien, no tendré ningún problema para arrancar las malas hierbas con sus raíces. ¡El agua hace todo el trabajo!
Esto me hace pensar en esas malas raíces que están en nosotros y que producen automáticamente sus malos frutos.
A menudo nos conformamos con poner en regla lo que se ve en nuestra vida, sin juzgar el fondo de nuestro corazón, del cual la Biblia dice: “Del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias” (Mateo 15:19).
Para que el trabajo sea eficaz es necesario leer la Biblia y meditarla; a fin de que penetre hasta el fondo en nuestras conciencias, al igual que el agua. Ella es la que actúa, la que discierne los pensamientos y las intenciones del corazón”(Hebreos 4:12).Entonces bajo su luz podremos juzgar la raíz del mal que está en nosotros. No descuidemos la lectura de la Palabra de Dios, que tiene el poder para purificarnos y santificarnos (Efesios 5:26).
¡Que Dios nuestro Padre nos de sabiduría!

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