ESTAR EN SU COMPAÑÍA


Tomado de La Buena Semilla
Por María Lozano

Ellos le obligaron a quedarse, diciendo:
Quédate con nosotros, porque se hace
tarde, y el día ya ha declinado. Entró
pues, a quedarse con ellos. (Lucas 24:29)
Hoy es necesario que pose yo en tu casa.
(Lucas 19:5)

¡Qué gozo es pasar buenos momentos en familia o con los amigos! Y a Jesús, ¿Lo hemos invitado alguna vez?
“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo” (Apocalipsis 3:20). Jesús también desea nuestra compañía.
“Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó aparte a un monte alto”(Mateo 17:1).
Cuando las circunstancias de la vida nos conceden una ocasión para alegrarnos, Jesús nos dice; “Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos! (Filipenses 4:4).
Y si tenemos que pasar por un período de preocupaciones y tristezas, Jesús nos recuerda que él mismo sufrió y por eso puede comprendernos. Él mismo dijo: “Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo” (Mateo 26:38).
Cada domingo sus amados reunidos recuerdan lo que dijo a sus discípulos: “Haced esto en memoria de mí”(Lucas 22:19).
Después de su resurrección, antes de subir al cielo, prometió a los suyos: “Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20). El creyente prosigue su existencia terrenal esperando que pronto se haga realidad esta oración; “Padre, aquéllos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo” (Juan 17:24).
¡Señor, que estemos preparados para tu venida!

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