por María Lozano
Me regocijo en tu palabra como el que
halla muchos despojos. (Salmo 119:162)
¿No hace mis palabras bien al que camina
rectamente? (Miqueas 2: 7)
“Una simple línea en la Biblia me consoló más que todos los libros que he leído. La Biblia puesta al alcance de todos es el mayor beneficio que haya podido conocer la humanidad”. Emmanuel Kant (1724-1804).
Según su propia afirmación, el brillante filósofo se había dado cuenta de que la Biblia responde, de forma única, a nuestra necesidad de ser consolados. ¿Por qué la Biblia tiene este poder para consolar?
Porque ella nos pone en contacto con Dios. Por eso leer superficial o fríamente la Biblia , como si fuese una revista o una obra científica, no permite captar su mensaje. ¿Qué pensaríamos de un joven que leyese una carta de su novia como si fuese un artículo científico? Hay que leer la Biblia tal y como ella se presenta, es decir, como la Palabra de Dios. Es la única manera honesta de leer y el método para comprender su mensaje siempre tan actual.
Cuando la leemos somos llevados a la presencia de Dios, de sus pensamientos y de su voluntad. Por ello tenemos que leerla con fe, respeto, humildad, confianza, y con el deseo de aplicarla a nuestra vida.
¡Señor, que sintamos el deseo de leer Tu Palabra!
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