Por María Lozano
¿De dónde vienes tú, y a dónde vas?
Génesis 16:8
Yo sé a quién he creído, y estoy seguro
que es poderoso para guardar mi depó
sito para aquel día.(2 Timoteo 1:12).
sito para aquel día.(2 Timoteo 1:12).
Esta pregunta se puede comprender de dos maneras, tan
importantes la una como la otra.
La primera es: ¿A dónde va mi vida? ¿Cuál es su sentido, su
objetivo? ¿Hacia que puerto se dirige mi barca? ¿Va realmente hacia un puerto,
o más bien hacia un arrecife en el que me espera el naufragio? Sería insensato
el viajero que siguiese su camino sin tener la mínima idea de su destino. Sin
embargo, esa es la actitud de la mayor parte de la humanidad. ¿Es quizá la
suya? Reconozca que no tiene sentido.
Segunda forma de comprender la pregunta: ¿Mi vida tiene una
dirección, en el sentido de que hay alguien que la dirige? Quizá digamos como
ese poeta inglés: “Soy el dueño de mi destino, el capitán de mi vida” .
Entonces surge otra pregunta: ¿Soy un buen capitán, dueño de mis acciones y mis
reacciones, sabio en mis decisiones, prudente al trazar mis proyectos? ¿Respeto
las leyes divinas?
A esas dos preguntas el creyente puede responder: Jesús es mi
objetivo, Jesús es mi maestro y mi piloto. El creyente sabe adónde va y en
manos de quién puso su vida. Por naturaleza, sin Dios me encontraba como todos
los hombres, en la dirección opuesta, conducido por el diablo a la perdición
eterna.
Hoy, a quienes no han dado media vuelta para ir por la buena
dirección, Dios hace este llamado: “Escoge, pues, la vida, para que vivas”
(Deuteronomio 30:19).
¡Muy lindo , gracias por compartir esta hermosa reflexión.
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