Por María Lozano
En los postreros días vendrán tiempos
Peligrosos. Porque habrá hombres ama-
dores de sí mismos… aborrecedores de lo
bueno…amadores de los deleites más que
de Dios.
2 Timoteo3: 1-4
El ser humano, desde la caída de Adán y Eva, siempre ha
querido liberarse de las obligaciones y de la autoridad.
Hoy más que nunca la sociedad quiere liberarse de las reglas
morales divinas. Piensa que de este modo puede acceder a lo que ella cree que
es la libertad. Pero que en realidad es la esclavitud del pecado.
La palabra pecado está definida por Dios en la Biblia : Desobediencia,
rebelión, mentira, idolatría, impureza, etc.
En nuestros días constatamos un inquietante progreso del
mal, sobre todo en el ámbito de las costumbres y del comportamiento social. La
pretendida libertad sexual, ahora abiertamente defendida, despliega su estela
de desordenes y depravaciones. Numerosos padres renunciaron a trasmitir a sus
hijos los valores morales que ellos mismos abandonaron. Este abandono de la
educación conduce a los jóvenes a ser cada vez más agresivos y violentos.
Cristianos nuestra época es difícil. Velemos para no
acostumbrarnos al mal y para evitar que nuestra conciencia se debilite. El
Señor nos deja en el mundo, pero como si no fuésemos del mundo, para que seamos
sus testigos. Por lo tanto, no participemos “en las obras infructuosas de las
tinieblas” (Efesios 5:11). Los tiempos pasan, pero las verdades de la Palabra de Dios no
cambian: “Aborreced lo malo, seguid lo bueno” (Romanos 12:9).
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