Por María Lozano
Un maestro y su discípulo llegaron a una casa de campo muy pobre.
Vivía una pareja y tres hijos, vestidos con ropas sucias y sin calzado.
El maestro le preguntó al padre de familia ¿ Cómo hacían para sobrevivir?
El señor respondió: tenemos una vaca que da varios litros de leche todos los días.
Una parte lo vendemos o la cambiamos por otros alimentos y producimos queso para nuestro consumo. Así es como sobrevivimos.
El sabio agradecido se despidió y se fue. Pero a la mitad del camino, dijo al discípulo.
Busca la vaca, llévala al precipicio y empújala por el barranco....
El joven espantado le dijo al maestro que la casa era su único medio de subsistencia.
Empujó la vaca por el precipicio y la vio morir. Aquélla escena quedó grabada en la memoria del joven, por muchos años. Y el joven agobiado por la culpa decidió abandonar todo lo que había aprendido.
Regresó aquél lugar para pedir perdón aquella familia por matar a la vaca.
Pero al llegar al lugar vio una casa bonita casa con un coche en la puerta. El joven se sintió triste al pensar que la familia vendió el terreno para sobrevivir. Al llegar ahí preguntó por la familia que vivía allí hace varios años.
Y se espantó al ver la misma familia que visitó con el maestro.
Le preguntó el señor.¿ cómo hizo para mejorar este lugar y cambiar de vida?
El señor le respondió tuvimos una vaca que cayó por el precipicio y murió y tuvimos que desarrollar otras habilidades que no sabíamos que teníamos.
Así alcanzamos el éxito que puedes ver ahora.
Todos tenemos una vaca que no nos deja progresar.
Que Dios nos de sabiduría, para descubrir nuestros dones!!
Vivía una pareja y tres hijos, vestidos con ropas sucias y sin calzado.
El maestro le preguntó al padre de familia ¿ Cómo hacían para sobrevivir?
El señor respondió: tenemos una vaca que da varios litros de leche todos los días.
Una parte lo vendemos o la cambiamos por otros alimentos y producimos queso para nuestro consumo. Así es como sobrevivimos.
El sabio agradecido se despidió y se fue. Pero a la mitad del camino, dijo al discípulo.
Busca la vaca, llévala al precipicio y empújala por el barranco....
El joven espantado le dijo al maestro que la casa era su único medio de subsistencia.
Empujó la vaca por el precipicio y la vio morir. Aquélla escena quedó grabada en la memoria del joven, por muchos años. Y el joven agobiado por la culpa decidió abandonar todo lo que había aprendido.
Regresó aquél lugar para pedir perdón aquella familia por matar a la vaca.
Pero al llegar al lugar vio una casa bonita casa con un coche en la puerta. El joven se sintió triste al pensar que la familia vendió el terreno para sobrevivir. Al llegar ahí preguntó por la familia que vivía allí hace varios años.
Y se espantó al ver la misma familia que visitó con el maestro.
Le preguntó el señor.¿ cómo hizo para mejorar este lugar y cambiar de vida?
El señor le respondió tuvimos una vaca que cayó por el precipicio y murió y tuvimos que desarrollar otras habilidades que no sabíamos que teníamos.
Así alcanzamos el éxito que puedes ver ahora.
Todos tenemos una vaca que no nos deja progresar.
Que Dios nos de sabiduría, para descubrir nuestros dones!!
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