Hacer todo con Amor.

Tomado de: El Poder de Orar
Por María Lozano


 
" Y todo lo que hagan o digan, háganlo como verdaderos seguidores del Señor Jesucristo, y denle gracias a Dios el Padre por lo que Cristo ha hecho por ustedes."Col. 3: 17
 ¡Qué forma tan increíble de resumir nuestro deber! Todo lo que hagas, hazlo en el nombre del Señor. No en tu nombre, no a tu antojo, no a lo que tú consideras que es lo mejor. Hazlo en el nombre del Señor, basado en su palabra, en sus principios, en sus mandamientos. Esto nos llama a un gran reto. Es la esencia del compromiso con Jesús. ¿Quieres seguir a Cristo? Entonces todo lo que hagas, hazlo en su nombre y dando gracias al Eterno por medio de Él.
  Cuando nos quejamos, murmuramos, y arrastramos los pies en hacer un trabajo, no estamos edificando el reino del Señor. En esos momentos nos estamos comportando como la gente en el sistema que hace algo solamente bajo obligación o por recompensa material. El reino del Eterno solamente se construye cuando hacemos todo para EL . No sólo se construye el reino en nosotros por medio de aprender la mansedumbre, el servicio, la paciencia y el amor, sino que todo lo que hacemos con ese espíritu de servicio hacia él se vuelve un testimonio para los demás. " De la misma manera, la conducta de ustedes debe ser como una luz que ilumine y muestre cómo se obedece a Dios. Hagan buenas acciones. Así los demás las verán y alabarán a Dios, el Padre de ustedes que está en el cielo." (Mateo5:16)...
 
El Señor ve lo que está en nuestro corazón y mente, así que la próxima vez que te encuentres quejándote de tener que hacer alguna tarea, pausa un momento y piensa que lo que estás por hacer puede ser una contribución hacia el reino del Eterno si tienes la motivación correcta. No pierdas esta valiosa oportunidad con un espíritu quejoso, perezoso y orgulloso. No importa cuán insignificante parece ser la tarea, si verdaderamente lo hacemos todo para la gloria del Señor, transformamos a tales tareas a unas con significado eterno. Así sea lavar los platos, dirigir una reunión, cantar canciones, sacar la basura afuera, ¡y aun comer y beber! Hagámoslo todo para la gloria del Señor. Cualquier otra cosa no vale la pena.



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