Por María Lozano
Cuando por la fe nos acercamos verdaderamente a Dios, el deseo de honrarlo crece en nosotros.
Orando aprendemos a no imponer nuestro pensamiento a Dios,
sino someternos a él.
Por medio de la oración buscamos lo que Dios desea y lo aceptamos para
hacerlo, cuanto, más vivamos en comunión con el Señor, más aprenderemos a
pensar como él, cuanto más conozcamos su palabra, más comprenderemos su
voluntad.
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