Por María Lozano
La actitud de Jesús hacia los hombres y las mujeres de su época no despreció ni rechazò a nadie, sino todo lo contrario, le dio importancia a los que la sociedad menospreciaba y acogía a los rechazados, recibía con los brazos abiertos a los niños y enfermos.
Jesús siempre manifestó una gran compasión por los seres humanos pues los amaba, fue el Buen Pastor que desafiaba peligros para buscar y salvar a la oveja perdida.
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