Por María Lozano
Dios es el que inicia en nosotros el proceso de su búsqueda. Es decir, Él es el que pone en nosotros lo que llamamos hambre por Dios. El hambre por Dios es la antesala de la pasión por Él. Dios a depositado dentro de cada ser humano creyente en Dios o no, un anhelo por conocerle. Es una sensación donde nada de lo que en el mundo nos pueda dar puede llegar a satisfacernos. Blaise Pascal dijo que en el corazón de todo hombre hay un hueco que tiene la forma de Dios. Cuando alguien arriba a ese conocimiento se produce en él un despertar y una búsqueda por algo más. Por eso la Biblia lo llama a Jesús. “Deseando de todas las naciones”(Hageo 2:7b).Él es el perfecto cumplimiento del profundo anhelo del corazón humano.
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