Por María Lozano
¿Quién puede discernir sus propios errores?
Absuélveme de los que me son ocultos.
Salmo 19: 12
El hombre tiene una conciencia, esa pequeña voz que le dice si lo que hace está bien o mal, si actuamos mal, ella se vuelve una voz acusadora que nos lo recuerda sin cesar. Es preciso escuchar esa voz de la conciencia y no callarla, porque a fuerza de ser despreciada e ignorada, pierde su sensibilidad y se endurece, esto es muy peligroso, porque la conciencia es una señal de alarma que para nuestro bien nos lleva a juzgarnos y mediante ella Dios invita al hombre a arrepentirse.
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