Tomado de : Mi Devocional
Por María Lozano
LECTURA: 2 REYES 22:11-23:3En una iglesia local el ministro decidió realizar una serie de predicaciones utilizando como base principal los diez mandamientos, decidió no empezar en orden para provocar un poco de expectativa en la secuencia de sus predicaciones.
Así que decidió iniciar con el octavo mandamiento: “No robarás” (Éxodo 20:15); los resultados finales de su predicación fueron inesperados y extraordinarios..
El mensaje llegó directamente a los corazones de las personas que estaban escuchando. Esa misma semana la mayoría de los que habían oído la predicación, empezaron a hacer un recuento de su vida revisando si habían incumplido aquel sencillo mandamiento. Algunos devolvieron artículos de oficina que habían sustraído de sus trabajos, otros se pusieron en regla con deudas que habían dejado sin pagar, devolvieron libros que no habían devuelto, entre otras muchas cosas.
Algo muy similar le pasó al rey Josías en el año 18 de su reinado. Debido a la maldad de sus antecesores, la Palabra de Dios había caído en desuso, e inclusive ni siquiera sabían dónde se encontraban las Escrituras que hasta ese momento Dios había revelado.
Así que cuando Hilcías encontró la ley de Dios y Safán se la leyó, Josías quien también las había olvidado, de inmediato rompió sus ropas en señal de dolor, comenzó a hacer reformas que aplicó en él mismo y además extendió a la nación. Con tan sólo la lectura de la Palabra de Dios, el rumbo de un país cambió.
La humanidad está en un momento de la historia en el cual desde la mayoría de los países se tiene acceso fácil para conseguir la Biblia con tan sólo un clic y de hecho, es muy probable que un gran número de personas que está leyendo estas líneas, tiene una biblia impresa en su casa y otra en su teléfono, lo cual es excelente, pero, sería aún mejor si leyeras lo que está en ella y empezaras a hacer cambios en tu vida, obedeciendo los principios que encuentres y sean de aplicación para nuestro tiempo.
Al igual que lo hizo Josías, es tiempo de que tomes decisiones basadas en los principios que se encuentran en la Biblia, de inmediato empezarás a ver el impacto en tu vida y los resultados te sorprenderán para bien.
Lee tu Biblia, ora, estúdiala con cuidado, y obedécela con gozo.
“Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que traza bien la palabra de verdad” (2 Timoteo 2:15).
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