UN ANCIANO AGRADECIDO


Tomado de La Buena Semilla
Por María Lozano


La paz de Dios gobierne en vuestros
corazones… y sed agradecidos.

UN ANCIANO AGRADECIDO


A veces los hogares de ancianos son sitios donde hay muchas dificultades. Éstas no sólo se deben a las enfermedades y debilidades comunes a las personas mayores. Muchos problemas son el resultado de los diferentes temperamentos y costumbres de aquéllos que deben vivir juntos. Esto dificulta y agrava el trabajo del personal de asistencia. Pero Dios da a los suyos que tienen semejantes deberes y servicios las fuerzas y el ánimo necesarios.
Así lo hizo con una creyente que dirigía un hogar de ancianos. Entre sus huéspedes se hallaba un hombre singular llamado Guillermo. Cada noche, antes de acostarse a dormir, se ponía en pié en su habitación y decía con voz fuerte; Guillermo, ¡Qué buena vida tienes! A menudo, cuando las dificultades desanimaban a la directora, ella se colocaba delante de la puerta de Guillermo, cuyos agradecimientos y alegrías expresados en alta voz le hacían bien y le renovaban el ánimo para seguir cumpliendo con su deber.
Tomemos por un momento al anciano Guillermo como modelo, ¿Qué pasaría si agradeciéramos a Dios por todos sus cuidados y por el bien que nos otorga diariamente? ¿No tendríamos también motivos para estar agradecidos con nuestro prójimo? ¡Muy a menudo consideramos toda ayuda y el buen trato como normal! ¿Cuándo agradecimos a Dios por última vez por todos los bienes que recibimos?
“Gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento…así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto” (1 Timoteo6: 6 y 8).
Que Dios los bendiga .

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