UNA LECCIÓN EN TRES ETAPAS



Tomado de La Buena Semilla
Por María Lozano




UNA LECCIÓN EN TRES ETAPAS

Ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados.
(Hebreos 12: 11)

Manuel, un niño de tres años, se impacientaba. Llevado en hombros de su padre, la excursión por la montaña le parecía larga; quería caminar solo. Su padre le explicó con firmeza; “Mira Manuel, papá es el que dice y decide cuándo te pondrá en el suelo. El camino todavía es demasiado difícil para ti”. Manuel resignado, empezó a tararear una cancioncilla improvisada; “Papá es el que decide…”.
Muy a menudo, ¿No necesitamos estas tres etapas para crecer en la fe?.
Primero debemos aprender la paciencia. Pensamos que las cosas irían mejor si tuviésemos más libertad para hacer o pensar lo que queremos…
Pero es necesaria una segunda etapa, es decir, la disciplina de nuestro Padre celestial. En vez de concedernos más independencia nos frena mediante un fracaso, una enfermedad, tristeza…habla a nuestra conciencia por medio de la Biblia; a veces también lo hace a través de un amigo creyente o de una persona de nuestro entorno.
Estemos atentos como Manuel y pasemos rápidamente a la tercera etapa. No es la etapa de la resignación, sino de la completa aceptación de la voluntad de Dios, que siempre nos ama. Vivamos con él todas las situaciones que permita, pues él conoce perfectamente nuestras necesidades. Nos forma para hacernos progresar. La obediencia consciente y de corazón al Señor nos conducirá también a alabarle.
¡El Señor es nuestro cuidador!

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