Max Lucado
Por María Lozano
Si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará
también a vosotros vuestro Padre celestial.
Mateo 6:14
Los lados están resbaladizos por el resentimiento. Un piso
de ira cenagoso inmoviliza los pies. El hedor de la traición satura el aire e irrita
los ojos.
Una nube de autocompasión impide ver la diminuta salida en
la parte superior.
Acércate y observa a los prisioneros. Las víctimas están
encadenadas a las paredes. Son víctimas de la traición y del abuso.
El calabozo, profundo y tenebroso, te hace señas para que
entres. Puedes, lo sabes. Has experimentado demasiado dolor. Sabes que, al
igual que muchos, puedes encadenarte a tu dolor. O al igual que otros, puedes
optar por deshacerte de tus agravios antes de que se conviertan en odios.
¿Cómo trata Dios la amargura de corazón? Te recuerda que lo
que tienes es más importante que lo que no tienes. Todavía conservas tu
relación con Dios. Nadie te la puede quitar. ¡Aprovéchala!
Todavía Remueve Piedras
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