Tomado de : Renuevo de Plenitud
Por María Lozano
En la Gran Isla de Hawai crece una pequeña planta delicada cuyo nombre es
Sensitiva, miembro de la familia de Mimosa.
Su nombre se debe a un movimiento que hace cuando algo, incluso un cambio en
el viento, la roza o atraviesa. En ese instante, la planta tropical americana,
con tronco y espinas, se pega a la tierra. A menos que la estés observando
directamente, no podrás distinguirla de la hierba o la maleza del área y puede
ser aplastada con facilidad debajo de nuestros pies.
Cuando el sol se levanta en el pacífico sur, la diminuta Sensitiva se abre
tan amplia como le es posible y se eleva hacia la calidez de los rayos nacientes
del sol. Esta minúscula y plegable planta, tiene un mecanismo inherente que
causa que se doble con facilidad y se recoja, resguardándose de cualquier cosa
que pueda causarle daño. Sin embargo, la Sensitiva no puede distinguir entre un
segador de césped que viene hacia ella para cortarla, o el hombre que se acerca
para protegerla.
Cada uno de nosotros posee la innata necesidad de guardarnos del daño y de
aquellos que podrían lastimarnos. Dios nos ofrece Su Palabra como manual para
equiparnos, con el fin de estar alertas a los designios del enemigo y
prepararnos para saber cómo protegernos.
Podemos despertar mañana, aun cuando llueva o la nieve caiga y recibir Su
calidez, amor, protección y Su unción en el día que comienza para nosotros. Dios
nos bendijo con Su sensibilidad, pero debemos estar alerta, usando las
herramientas que proveyó para nosotros sus hijos.
Salmo 105:15
No toquéis a mis ungidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario