Tomado de: Reflexiones cristianas
Por María Lozano
Un Joven fue donde su maestro y le dijo:
"Maestro, quiero encontrar a Dios". El maestro, sonríe. Y como hacía
mucho calor, invitó al joven a acompañarlo a darse un baño en el río. El joven
se zambulló, y el maestro hizo otro tanto. Después lo alcanzó y lo agarró,
teniéndolo por la fuerza debajo del agua.
El joven se debatió por algunos instantes hasta que el maestro lo dejó volver a
la superficie. Después le pregunta qué cosa había deseado más mientras estaba
debajo del agua.
"El aire", respondió el muchacho.
Muchas veces olvidamos que tenemos el aire y cuanto dependemos de él hasta que
nos hace falta.
Es igual con Dios, gran cantidad de personas simplemente ignoran su necesidad y
hasta su existencia hasta que se ven con el "agua hasta la cabeza"
Por eso te pregunto, así como deseabas el aire cuando estabas bajo el
agua,"¿Deseas a Dios de la misma manera?”, "Si lo deseas así, lo
encontrarás. Pero si no tienes esta sed ardiente, de nada te servirán tus
esfuerzos y tus libros. No podrás encontrar a Dios, si no lo deseas como el
aire para respirar”.
Hechos 17:28
28 Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos;
Salmos 84:2
Anhela mi alma y aún ardientemente desea los atrios del Señor; Mi corazón y mi
carne cantan al Dios vivo.
Salmos 63:1
Dios, Dios mío eres tú; De madrugada te buscaré; Mi alma tiene sed de ti, mi
carne te anhela, En tierra seca y árida donde no hay aguas,
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