Por María Lozano
Lectura: Filipenses 2:5-11
Porque toda la plenitud de la Deidad reside corporalmente en [Jesús]. -Colosenses 2:9
Una cristiana recién convertida envió un e-mail a un sitio en la red que responde a preguntas acerca de la fe. Decía, «Tengo luchas con la afirmación de otros cristianos de que Jesucristo es el único camino al cielo y a Dios. ¿Que pasara con aquellos que tienen otras creencias?»...
Este tipo de pregunta nos desafía a examinar nuestra opinión de Jesús. Un repaso de las Escrituras de Jesús y de Su carácter único nos puede ayudar a mantenernos firmes en nuestra creencia de que El es el único camino.
Jesús no tiene par en la historia. Su ser mismo nos clama que encomendemos nuestras vidas a Él. Jesucristo es:
Único en sustancia: Solo El es ambos Dios y hombre (Juan 10:30). Único en profecía: La vida de ningún otro líder fue profetizada con tanta claridad y exactitud (Miqueas 5:2). Único en misión: Solo Jesús vino a salvarnos de nuestros pecados (Mateo 1:21). Único en nacimiento: Solo Jesús nació de una virgen (Mateo 1:23). Único en capacidad: Nadie sino Jesús tiene el poder para perdonar pecados (Marcos 2:10). Único en existencia: Solo Jesús existía antes del principio del tiempo (Juan 1:1-2). Único en posición: Nadie mas esta en igualdad con Dios (Filipenses 2:5-6). Único en reino: Solo Jesús reina para siempre (Hebreos 1:8).
Nadie en la historia es como Jesús. Solo El merece nuestra confianza, y solo El es el camino hacia Dios.
Hoy puede ser el día que invites a Jesús: el Único, a que forme parte de tu vida, entregale a él todos tus sufrimientos, dudas e inseguridades y sobre todo confía en él para que sea el Salvador y Señor de tu vida. El es el Único que puede darte Vida Eterna.
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