Tomado de: El poder de la Palabra
Por María Lozano
Me pregunté mil veces ¿porqué mi carga era tan pesada que a veces doblaba mi espalda?... Hablé con DIOS mirando al cielo, sollozando y le dije, ¡es muy pesada Señor! ... Él me hizo ver con mucha paciencia cuanto y porqué yo estaba equivocada...vi pasar la miseria inmensa colgada en los harapos de una anciana, una joven muriendo de tristeza porque una enfermedad terminal acaba con su vida, una discapacitada, indefensa en su silla de ruedas vegetando, y una madre con toda entereza con sus hijos con capacidades diferentes, se paseaba; luego miré mis manos, vivas, sanas y sobre ellas una carga se destacaba...de pronto escuché en mi conciencia la voz de Dios que me decía, ¿dí cuanto pesa? Y yo dije nada Señor.
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