Tomado de: Mi Devocional
Por María Lozano
Lectura: Daniel 1:11-21
Los personajes del Antiguo Testamento, Job y Daniel, tenían mucho en común. Ambos pasaron por graves pruebas y desafíos. Ambos tuvieron gran éxito debido a la bendición de la presencia de Dios en sus vidas. A ambos se les considera gigantes de la fe, a uno por su paciencia en el sufrimiento, y al otro por su pureza en una cultura impura....
Job y Daniel también tenían otra cosa en común -cada uno de ellos tenía tres amigos importantes. Sin embargo, aquí las similitudes terminan. Los amigos de Job se convirtieron en un aguijón en su carne, ofreciéndole condenación cuando el necesitaba compasión y compañerismo. Mientras Job luchaba con la pérdida y el sufrimiento, Elifaz, Bildad, y Zofar parecían empeñados en intensificar su dolor en vez de ayudarlo en su adversidad.
Los tres amigos de Daniel eran muy diferentes. Habiendo sido llevados juntos al cautiverio, Daniel y sus compañeros, Sadrac, Mesac, y Abed-Nego, se apoyaban y fortalecían el uno al otro en los momentos difíciles. Se mantuvieron juntos dando honra a Dios (Daniel 1), en la oración (2:17-18), y negándose a inclinarse ante la imagen del rey (3:16-18). Ese es el tipo de amigo que necesitamos.
1. ¿Qué tipo de amigo soy? Proverbios 17:17 dice, “En todo tiempo ama el amigo”.
2. ¿Quién necesita que tú seas su amigo hoy?
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