Por María Lozano
Juan 14,27 “Les dejo la paz. Les doy mi paz, pero no se la doy como la dan los que son del mundo. No se angustien ni tengan miedo.
El mejor regalo que Jesús nos ha podido dejar, es su paz. Cuando la recibimos con plena conciencia, ella corona nuestro corazón y nuestra mente, y nos produce frutos incalculables de bienestar. Calma, sosiego, seguridad, confianza, alegría, gozo interior, fortaleza, discernimiento, bondad, claridad y paciencia, son algunas de sus más dulces frutos. Esta paz, es una paz diferente, que el mundo no nos puede dar y por tanto, no nos la puede quitar; somos nosotros los que con nuestras decisiones dejamos que se pierda, pero cuando permanecemos en ella, aunque fuera de nosotros todo esté en guerra, nuestro interior siente paz y confianza; sin embargo, si nos esforzamos, podemos hacer de ella nuestro refugio y fortaleza.
Pide a Dios con todas tus fuerzas, que te ayude a permanecer en su paz, a apaciguar la batalla interior que por momentos vives. Toma las mejores decisiones para pacificar tu interior. Abandona en Cristo todo aquello que te roba la paz, y deja que su poder obre en todo lo que vives a tu alrededor, trayéndote su paz. ¡No digas que no es posible, sino busca con fe el regalo de su paz!
Dios Padre de amor: Tú más que nadie conoces el corazón del hombre y particularmente mi propio corazón; por ello, en este día vengo a pedir delante de tu santa presencia que, en el nombre de Jesús, me regales tu paz. Te pido que me ayudes a tomar las mejores decisiones en busca de la paz interior que sólo Tú sabes dar; y que por medio de tu luz y tu verdad, pueda permanecer en ella. Te pido la fortaleza para tomar las mejores decisiones en mi vida y que nada ni nadie me ate en este mundo, haciendo que tu paz se pierda en mi interior. Amén.
ATRÉVETE A SER DIFERENTE
QUE DIOS TE BENDIGA SIEMPRE
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