Por María Lozano
Una vez más, desde la ciencia confirmando el tremendo poder y valor de la oración. De todas maneras, la misma podría ser una frase repetida que se convierte casi en una fórmula y pierde todo sentido, o también pueden ser palabras elevadas a Dios en tiempos de crisis. Sin embargo, la oración es una actividad muy importante en la vida de una persona, es lo que puede movilizarte y transformarte.
Habrá escuchado que Satanás se ríe de nuestras palabras; se burla de nuestro esfuerzo; pero tiembla cuando oramos.
Jesús enseñó y sus discípulos decían: ; ¡ “Enséñanos a orar. La oración es otro tema que muchas veces es fácil de decirlo pero difícil de hacerlo. Como cristianos muchas veces olvidamos relacionarnos con personas empobrecidas por la falta de oración.
Se dice que la oración es como los pulmones en el ser humano.
Dios cada mañana se queda esperando en el sillón del comedor; en la silla de la cocina; en la silla del patio de nuestro corazón buscando nuestras palabras, y preferimos pasarlo por alto....
Los discípulos dijeron; Enséñanos a orar! A través de la oración nos comunicamos con el Dios y Señor de nuestra vida. Charles Spurgeon decía “ la oración tira de la soga desde abajo, y la gran campana suena en los oídos de Dios”. Cuando una vez a alguien le preguntaron ¿Qué es la oración? , la respuesta fue: “Es el privilegio de poder hablar con Dios: Con la libertad de un hijo ante su padre, y el temor santo de un mortal ante Dios”.
En la oración encontramos siempre una respuesta, aprendemos día a día a relacionarnos con Dios, a conocer la voluntad de Dios, a discernir su voz; a esperar. No debemos cansarnos en esperar la ayuda de Dios.
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